MÁS ALLÁ DEL COMPROMISO…..a través del anillo (parte 1)
(LA FORTALEZA DEL ANILLO)
Laurah Luna
Por siglos las joyas han sido utilizadas por los seres humanos como símbolo de fuerza, poderío, y belleza. A lo largo del tiempo han acompañado a hombres, mujeres y deidades; no es raro encontrar imágenes de emperadores y emperatrices de diversos tiempos y culturas luciendo en todo su esplendor joyas como collares, pendientes, tocados, pectorales, etc. Pero existe, hasta nuestros días una joya en especial que sin duda alguna cobra un valor distinto, que va más allá de ser un artículo de ornato, a tal grado que en nuestros tiempos es sin duda la pieza de joyería más vendida y la que más se porta, tanto por hombres como por mujeres: los anillos.
Anillos que al transcurso de los tiempos han simbolizado la fortaleza de un determinado grupo el cual denotaba su poder adquisitivo y su estatus social. Hebreos, griegos y romanos siempre lo emplearon como el mayor símbolo de autoridad, incluso eran los anillos de los reyes y los grandes señores los que sellaban el lacre de cartas y actas, obteniendo un carácter estrictamente real.
La carga simbólica que los anillos ya contenían, adquiere un valor especial cuando el compromiso de fidelidad conjugado con una carga amorosa, le fueron concedidos. De acuerdo con la historia fueron los egipcios quienes iniciaron con la tradición de intercambiar anillos al momento de comprometerse en matrimonio con alguien; además de intercambiar los anillos también lo hacían con los brazaletes, pieza fundamental en la ornamentaria egipcia.
En la antigua Roma, el anillo que se utilizaba para los enlaces matrimoniales era de hierro, ya que en ese momento era considerado como uno de los elementos más fuertes sobre la tierra; es en el siglo II cuando los romanos deciden que los anillos que simbolizarían el enlace serían de oro, por la ductibilidad y belleza de este metal y poderle así inscrustar la escritura de alguna leyenda, que debido al tamaño se decidió que fuera solo la fecha en la que estaba planeado el compromiso. Siglos más tarde ya en la Edad media, el Papa Nicolás I (uno de los Papas más importantes en el Edad Media) , promovió en el siglo V que la iglesia católica adoptara la costumbre de que los contrayentes intercambiaran anillos cuando realizaban la promesa de fidelidad y así fue incluído en sus ritos.
Previo a la entrega de las argollas durante la ceremonia de matrimonio, hay una joya que tiende a entregarse como promesa de unión, es una joya con un alto valor sentimental : el anillo de compromiso.
En nuestros días, esta pieza es entregada en uno de los momentos más significativos en la vida de las parejas, mediante ella se sella el compromiso que los une, entregándose cuando el hombre le pide matrimonio a la mujer, es el símbolo de una promesa. Un anillo con un carácter muy simbólico ya que como el amor que le ofrece no tiene principio ni fin. La idea de utilizar el anillo de compromiso es la de de tener un símbolo tangible que denote el amor que se han prometido, un símbolo que todos alrededor pudieran apreciar; incluso en la edad media se le concebía el valor de que el anillo podía proteger a la novia de espíritus malignos durante el tiempo en que llegaba la fecha para estar en el altar al lado de su amado. Aún en nuestros días sigue siendo el mayor símbolo de compromiso en una pareja, el cual es posible atesorar mediante un valor, incluso económico.
¿De dónde surge la idea de usar un anillo de compromiso?
Se cree que la tradición de entregar anillo de compromiso proviene de los egipcios, quienes entregaban a sus novias un anillo como símbolo de una relación duradera y seria, colocándolo en la mano izquierda, justo en el dedo anular donde existe una vena que se encuentra conectada directo al corazón (lugar donde habita el amor). Este anillo tenía que ser de oro, por durabilidad, belleza y resistencia, que siempre ha caracterizado a este metal.
En la actualidad el anillo de compromiso se elabora en diversos materiales, el más tradicional sigue siendo de oro amarillo , pero el oro blanco y el platino han tenido excelente aceptación entre las mujeres que aceptan la promesa de matrimonio. Se usan los diamantes, como símbolo de pureza y durabilidad que posee este material, representando así el amor que simboliza.
La tradición de entregar un anillo de compromiso con diamantes, surge en el siglo XV , en el año de 1477, cuando el Archiduque Maximiliano de Austria pidió en matrimonio a María, hija del Rey de Borgoña. A partir de esa unión, la costumbre se empezó esparcir por todos los lugares y por todos los tiempos.
¿Por qué un diamante?
Se dice que los diamantes son el elemento más puro y fuerte que hay sobre el planeta, incluso para cortar un diamante se necesita otro diamante. Además de todos los mitos que se generan a su alrededor, como aquel que dice que los destellos de los diamantes son como los destellos que un corazón enamorado emite al estar al lado de quien ama. Y en cuanto mitos no podíamos dejar de lado a los griegos quienes sostienen la idea de que las puntas de las flechas de Cupido eran precisamente de diamante. Y eran los mismos griegos quienes llegaron a sostener la versión poética que los diamantes eran estrellas caídas y algunos aún más románticos, los denominaron lágrimas de dioses. Otros han llegado a asegurar que la palabra proviene de nombrar a quien obsequia la piedra, es decir el amante mismo.
Resulta tan bella la piedra que cautiva con sus destellos de forma instantánea, ya que la forma en la que refracta la luz remite de inmediatamente a las brillantes estrellas. El corte más empleado para los diamantes es justamente el denominado “brillante”, el cual logra que la piedra tenga esos destellos a través de sus 57 caras o facetas; es justamente el corte perfecto para que el diamante luzca en todo sus esplendor. Es muy probable que de ahí surja la confusión entre “brillante” y “diamante”.
Y si de diamantes se trata, estos deben poseer características que impide que las imitaciones ocupen su lugar. Para la elección correcta de esta piedra, los expertos recomiendan poner a consideración la regla de las cuatro “C”.
El Corte (o talla) del diamante hace referencia a la forma que se le ha dado a la piedra. Como ya mencionamos puede ser en corte brillante, en corte en forma de corazón, en corte cuadrado, etc.
La Claridad depende de las imperfecciones que por naturaleza posea la piedra, entre menos tenga su claridad le brindará un mayor valor. Se dice que es casi imposible encontrar un diamante perfecto.
El Color del diamante es muy importante para determinar su precio, entre más blanco e incoloro mejor, pero si posee tonos azulados, esto lo hace aún más costoso. Los tonos rosados y amarillos no demeritan en nada su valor.
Los quilates(Karat) representan el peso que la piedra incrustada sobre el metal posee. Los quilates es la medida estándar del peso de la piedra. Un quilate equivale a 200 miligramos. El tamaño promedio para un anillo de compromiso equivale a los 0.75
Hay que recordar que todas las joyerías de prestigio (donde se sugiere adquirir la sortija), emiten un certificado de autenticidad, el cual garantiza todas estas cualidades.
¿Cuánto invertir en un anillo de compromiso? Es una pregunta que seguramente muchos hombres se han cuestionado. La respuesta más adecuada sería que depende del bolsillo del novio, pero si se desea tener un aproximado este sería, que debe de pagarse por él, aproximadamente un mes de sueldo.
Obviamente no es requisito fundamental que el anillo sea con un diamante, pero si con una piedra preciosa. Consideradas como las más importantes piedras preciosas se encuentran las esmeraldas, los rubíes y los zafiros. Incluso de acuerdo con opiniones de algunos joyeros entrevistados, reconocen que los anillos con zirconias tienen un excelente nivel de venta entre el mercado mexicano. Recordemos que más allá del valor económico se encuentra el entrañable valor sentimental de un anillo de compromiso.
Laura Luna
Coordinadora de Bodas